Magistral parecía estucado, es decir su tez era blanca con reflejos de estuco. En los pomulos, un tanto avanzados, bastante para dar energía y expresión característica al rostro, sin afearlo. había un ligero encarnado que a veces tiraba al color del alzacuello.
Los ojos de Magistral, verdes, con pintas que parecían polvo de rapé (tabaco en polvo), lo más notable era la suavidad de liquen.
Aquella mirada la resistían pocos; a unos les daba miedo, a otros asco; pero cuando algún audaz (valiente) la sufría, el Magistral la humillaba cubriéndola con el telón carnoso de unos párpados anchos, gruesos, insigníficantes, como es siempre la carne iniforme.
La nariz se inclinaba como un árbol bajo el peso de excesibo fruto.
Nos dice que el rostro estaba escrito en griego por que no era fácil leer y traducir lo que el Magistral sentía y pensaba.
Los labios parecían obligados a vivir comprimidos por la barba que tendía a subir.
La barba aportaba una expresion de prudencía de la que toca en cobarde hipocresía y anuncia frío y calculador egoísmo.
Don Fermín no era una persona habladora por que dice que los labios guardaban como un tesoro la mejor palabra, la que jamas se pronuncia.
La abundancia de cabello y el robusto cuello nos indica que el personaje es lo que hubiera sido en su aldea el mejor jugador de bolos, el mozo de mas partido.
Se insinua que Don Fermín no nacio para ser cura si no todo lo contrario, para ser un "ligón".
De la tez o color del rostro se dice que parecía estucado.
Los ojos era polvo de rapé.
La nariz era como un árbol.
Dice que los labios estaban obligados a vivir comprimidos.
Nos da a entender que Magistral no nació para ser cura si no para ser el hombre que todas quieran tener.
No hay comentarios:
Publicar un comentario